Adolfo Vásquez Rocca
DR. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA - CURSO FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA: MARTIN HEIDEGGER, JACQUES DERRIDA Y PETER SLOTERDIJK.
DERRIDA: DECONSTRUCCIÓN, DIFFÉRENCE Y DISEMINACIÓN. DR. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
Curso: "DERRIDA: DECONSTRUCCIÓN, DIFFÉRENCE Y DISEMINACIÓN".
Curso: DERRIDA: DECONSTRUCCIÓN, DIFFÉRENCE Y DISEMINACIÓN
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
UFM Escuela de Posgrado
Universidad Francisco Marroquín
Enero 2022
CV. Sitio Web: https://ucm.academia.edu/AdolfoVasquezRocca
adolfovrocca@gmail.com
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile; posgrado de la Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV; mención en Filosofía Contemporánea y Estética; miembro del consejo editorial internacional de la Fundación Ética Mundial de México; miembro del consejo editorial internacional de Reflexiones Marginales —revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM—; consultor del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, España. Autor de diversas publicaciones, entre las cuales destaca Peter Sloterdijk; esferas, helada cósmica y políticas de climatización, colección Novatores, n.o 28, editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008: publicaciones académicas en revistas americanas y europeas.
Se aborda aquí el proyecto de Jacques Derrida, como deudor de la tradición nietzscheana; tradición que finalmente se enmarca en lo que Paul Ricoeur ha denominado agudamente «escuela de la sospecha» (Nietzsche-Freud-Marx). En el desarrollo del curso se analizará lo determinante de esta «escuela»: a saber, el intento programático de «desenmascar» los motivos ocultos que subyacen tras la aparente neutralidad o positividad de la filosofía, la cultura y los signos en general.
UFM Escuela de Posgrado
adolfovrocca@ufm.edu
https://posgrado.ufm.edu/cursos-virtuales/
Curso: Derrida: Deconstrucción, Différence y Diseminación
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
CV. Sitio Web: https://ucm.academia.edu/AdolfoVasquezRocca
UFM
Enero 2022
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
PROGRAMA
CONTENIDOS
• Derrida y la Deconstrucción
• El juego de la memoria y la espera en Derrida: Una ontología asediada por fantasmas
• Recepción del psicoanálisis freudiando en la obra de Derrida, donde se articula una noción no fonológica de la escritura y del trabajo de la huella.
• Huella [una mirada psicoanalítica], différance, deconstrucción, diseminación, suplemento, margen.
• La Différance
• La retirada de la metáfora
• De la gramatología
• La escritura y la diferencia
• La voz y el fenómeno
• La diseminación
• Crítica de Derrida a la distinción husserliana de derivación e intuición.
• Conciencia y lenguaje.
• Mal de archivo
• Márgenes de la filosofía: sedimentos, diseminación y palimpsestos
• El Freud de Derrida la Deconstrucción más allá del principio del placer.
• La deconstrucción en las fronteras de la filosofía.
• Espolones. Los estilos de Nietzsche
• Derrida y Nietzsche: La ficción del sujeto, la escuela de la sospecha y las seducciones de la gramática.
Deconstrucción y metafísica
Arqui-escritura y différance
Políticas de la amistad. “Psyqué: Invenciones del otro”
• Sobre un tono apocalíptico adoptado recientemente en filosofía
• Psicoanálisis y marxismo
• Eros y Civilización
• Derrida, Jacques. La Tarjeta Postal. Desde Sócrates a Freud y más allá,
• Ricoeur: Derrida y la escuela de la sospecha.
Burroughs: Literatura ectoplasmoide y mutaciones antropológicas. Del virus del lenguaje a la psicotopografía del texto
• El intento de Marcuse de conciliar la tesis de Marx con el psicoanálisis freudiano.
• Freud y la crítica de la cultura: El malestar en la cultura; El porvenir de una ilusión; Psicología de las masas y análisis del yo.
- Deconstrucción de hipérboles metafísicas y unilateralismos de violencia escatológica.
JOSEPH BEUYS: ARTE Y ANTROPOLOGÍA O LA VIOLENCIA ORIGINAL DE LA MODERNIDAD
EVALUACIÓN:
Exposición (Disertación) o Prueba
◦ Trabajo de Ensayo al final del Curso
PETER SLOTERDIJK; EN EL MISMO BARCO, FANTASÍAS DE PERTENENCIA E INSULAMIENTOS: ENSAYO SOBRE LA HIPERPOLÍTICA, ESFERAS E INVERNADEROS. Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
PETER SLOTERDIJK; EN EL MISMO BARCO, FANTASÍAS DE PERTENENCIA E INSULAMIENTOS: PARA UNA TEORÍA DE LAS CÁPSULAS, ISLAS E INVERNADEROS. Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
PETER SLOTERDIJK; EN EL MISMO BARCO, FANTASÍAS DE PERTENENCIA E HIPERPOLÍTICA : PARA UNA TEORÍA DE LAS CÁPSULAS, ISLAS E INVERNADEROS.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca 1
Universidad Complutense de Madrid - Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
1Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid,. Miembro de la Sociedad Española de Estética y Teoría de las Artes. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía PUCV; Profesor Escuela de Psicología Universidad Andrés Bello UNAB. Miembro del Consejo Editorial de Ludus Complexus: revista multiversitaria de complejidad, publicación científica del Doctorado Internacional en Pensamiento Complejo -Edgar Morin. Integrante del Comité científico de Revista Trama Interdisciplinar -Revista do Programa de Pós-Graduação Interdisciplinar em Educação, Arte e História da Cultura, Universidade Presbiteriana Mackenzie, São Paulo - SP, 01302-907, Brasil. (2012–2019) Investigador Asociado EMUI Euro-Mediterranean University Institute |UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID | Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado–. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Profesor de Postgrado, Magíster en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor (U.Mayor) –Catedrático Pensamiento Contemporáneo UFM, M.A. Maestría en Filosofía de la Escuela de Posgrado UFM – GM. https://ucm.academia.edu/AdolfoVasquezRocca/CurriculumVitae
Adolfo Vasquez Rocca
Peter Sloterdijk; En el mismo barco, fantasías de pertenencia e insulamientos: para una teoría de las cápsulas, islas e invernaderos.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
PETER SLOTERDIJK; EN EL MISMO BARCO, FANTASÍAS DE PERTENENCIA E INSULAMIENTOS: PARA UNA TEORÍA DE LAS CÁPSULAS, ISLAS E INVERNADEROS.
Resumen
Sloterdijk realiza una novedosa descripción del espacio como construcción relacional basada en la transferencia y en el acompañamiento originario. En el mismo Barco: Ensayo sobre la hiperpolítica, se elaboran las imágenes de balsas, arcas y naves como formas políticas de sociabilización entre hombres. La suma de las características biológicas específicas del homo sapiens se concibe como resultado de la navegación en el interior de las hordas, de las incubadoras de cría. Ya aquí comienza para los hombres “una historia natural de lo que no es natural”, cuyas prolongaciones modernas recaen sobre nosotros en forma de crisis de “alienación” ecológica y social.
Palabras Clave: Esferas, hiperpolítica, antropogenética, navegación, insulamientos, hordas, mundífero, inmunología, neotenia.
1.- En el mismo barco: Ensayo sobre la hiperpolítica.1
“De ahí que la hiperpolítica —sea lo que quiera que sea— es la primera política para los últimos hombres.”
Peter Sloterdijk. En el mismo barco
El gran relato de Sloterdijk –donde intenta dar cuenta de la unidad de la evolución humana desde sus escenificados orígenes– se sitúa en el reconocimiento cómico y dramático del actual estatuto híbrido del hombre como espécimen biocultural. Para ello, Sloterdijk elabora su ensayo sobre lo que él denomina hiperpolítica, con el fin de mostrar claramente el suceso antropológico fundamental: la creación del hombre por el hombre. Un relato en el que intervienen Nietzsche y Sloterdijk por un lado y Heidegger –por otro como dos mentalidades confrontadas en una radical ruptura entre épocas y sensibilidades.
Partiendo de dos ideas como son la falsedad del calendario histórico y la metáfora de la navegación como “esfera” del sobrevivir humano, Sloterdijk marca los tres estadios de la historia del género humano; el primero, la época de las balsas sobre la que pequeños grupos de hombres son arrastrados por la corriente a través de los enormes espacios temporales (paleopolítica); una segunda como una época de la navegación costera, con galeras y fragatas que parten hacia arriesgados y lejanos destinos (política clásica), y una tercera como la época de los superviajes, casi imparables en su enormidad, que atraviesan de parte a parte un mar de ahogados donde a bordo, se cantan angustiosas conferencias sobre el arte de lo posible (hiperpolítica).
La vida humana se autoorganiza siempre creando espacios protegidos e inmunes, de la célula y su protoplasma a los niños dentro del útero, pasando por los hombres cuando construyen su intimidad, sus casas, sus ciudades y sus espacios metafísicos o imaginarios. Atendiendo a estas reflexiones no es sorprendente que la historia de las ideas políticas haya sido siempre una historia de las fantasías de pertenencia a grupos y pueblos.
Que durante los últimos tres o cuatro mil años a los grupos humanos de las regiones de los pioneros les tuvo que dar resultado dejarse arrastrar en sus viejas balsas, de modo que pudieran surgir las estirpes y las hordas, que se mantienen unidas por eso que se conoce como “cultura", un poderoso material de impregnación o diapasones que pueden usarse en el mismo tono base para afinar diferentes instrumentos.
2.- Historia de las fantasías de pertenencia.
Vivir es crear esferas. Las historias amorosas y las comunidades solidarias no son sino la creación de espacios interiores para las emociones escindidas2, un sistema inmunitario simbólico que construye una película protectora en torno del ser. La teoría de las esferas es un instrumento morfológico que permite reconstruir el éxodo del ser humano de la simbiosis primitiva al tráfico histórico-universal en imperios y sistemas globales como una historia coherente de extraversiones.3
Los seres humanos no pueden ser, o estar, en ninguna otra parte que en los invernáculos sin paredes de sus relaciones de proximidad.4 En ese sentido, la microsferología no es otra cosa que una antropología proxémica, una descripción de las distancias medibles entre las personas que interactúan entre sí. La percepción de la intimidad personal. De ella provienen los receptáculos autógenos de las solidaridades primarias. Para estas relaciones surreales cabe decir que son “(en) su propio lugar”. Quien participa en ellas vive, en un sentido topológicamente eminente, dentro.
Así, desde siempre los seres humanos están empeñados en el proyecto de atraer hacia dentro, tanto como sea necesario. Sienten sus moradas físicas e imaginarias a través de los signos actuales de compañeros ausentes, que siguen siendo vitalmente importantes aún después de su desaparición.
Sloterdijk ofrece una exploración topológica, antropológica, inmunológica y semiológica del espacio de la vida humana. Nos narra en burbujas, esferas, incubadoras e invernaderos, donde el hombre se construye, se protege y cambia. La comprensión de la cosmogonía de Sloterdijk exige que se siga la línea narrativa sobre la constitución milenaria de la humanidad, y que no se comience el relato histórico presuponiendo al hombre, sino aguardando el momento histórico de su nacimiento en el seno de las primitivas hordas.5 El hombre, tal y como se conoce hoy, es un ser tardío surgido en el estadio histórico de la política clásica en la era de los grandes imperios; por ello: “resulta esencial a la paleopolítica que no presuponga al hombre, sino que lo genere”.6 El propósito de Sloterdijk es poner de manifiesto ante la conciencia contemporánea la cadena de innumerables generaciones que han elaborado el “potencial” genético y cultural de aquello que actualmente se denomina hombre”.7
Los hombres viven en espacios de simpatía y afinación. Vínculos, relaciones animadas, tonalizadas, provisionales y, por tanto, frágiles y perecederas, constituyen el clima que anima el interior de las esferas. Estos ámbitos de coexistencia se regulan exitosamente a sí mismos por medio de auto-hipnosis colectivas. Los seres humanos son básica y exclusivamente criaturas de su interior y productos de sus trabajos en la forma de inmanencia que les pertenece inseparablemente. Los invernaderos artificialmente producidos son entonces el “clima” en el que nace y crece la especie humana. Los hombres sólo crecen en el invernadero de su atmósfera autógena.8 Sloterdijk considera la dinámica de vinculación al interior de las burbujas a partir de resonancias que se encuentran ligados al factor comunicativo que reverbera al interior y desde el que se da la vinculación y la pertenencia; donde se crea el clima y la atmósfera constitutivos de lo envolvente, el en donde se apertura el ser.9
3.- Regazos y balsas. Esbozos para una paleopolítica.
Un lustro antes de la publicación del primer tomo de Esferas apareció un pequeño ensayo de Sloterdijk en el que ya se vislumbraba el rumbo teórico que emprendería posteriormente, se trata del fulminante ensayo En el mismo barco. Ensayo sobre hiperpolítica,10 un texto donde es perceptible la inquietud de Sloterdijk por comprender la vinculación entre espacio, relacionalidad y existencia, específicamente en su articulación política.
En su trilogía Esferas, Sloterdijk realiza una novedosa descripción del espacio como construcción relacional basada en la transferencia y en el acompañamiento originario. Entre los seres humanos, en la esfera de proximidad familiar funciona un juego incesante de contagios afectivos que concurren simbiótica, erótica y miméticamente.11 Los seres humanos viven sintonizados en un círculo de proximidad, La historia de grandes procesos morfológicos a partir de los cuales se transformó el modo de habitar el mundo, la comprensión topológica y las relaciones políticas entre los seres humanos.
La teoría de las Esferas desarrollada por Sloterdijk es un instrumento morfológico que permite reconstruir el éxodo del ser humano desde la simbiosis primitiva al tráfico histó-rico-universal en imperios y sistemas globales como una historia coherente de extraversiones; ella reconstruye el fenómeno de la gran cultura como la novela de la transferencia de esferas desde el mínimo íntimo, el de la burbuja dual, hasta el máximo imperial, que había que representar como cosmos monádico redondo. Si la exclusividad de la burbuja es un motivo lírico, el de la inclusividad del globo es uno épico.12
La suma de las características biológicas específicas del homo sapiens se concibe como resultado de la navegación en el interior de las hordas, de las incubadoras de cría13. Ya aquí comienza para los hombres “una historia natural de lo que no es natural”,14 cuyas prolongaciones modernas recaen sobre nosotros en forma de crisis de “alienación” ecológica y social.
Sloterdijk En el mismo barco recorre la historia universal a través de travesías exploratorias por las diversas fantasías sociales. Tomando como imagen directriz la metafórica de la navegación, esboza una teoría de los estadios históricos del género humano, una secuencia de triple insularización, lo que él llama los estadios históricos del género humano: la paleopolítica, la política clásica y la hiperpolítica. Transitando así desde la política de las hordas hasta la del mundo hiperconectado.
Es así como Sloterdijk, recurriendo a la misma estructura triádica de Marx o McLuhan para historizar a la humanidad, ha sostenido más tarde una secuencia de triple insularización en la historia universal.15 Primero fue la horda que sobrevive a fuerza de una cohesión que hoy ningún sujeto secularizado estaría dispuesto a aceptar y que adviene como reacción al desastre de Babel, vale decir, al fracaso del intento arquetípico por fundir culturas y lenguajes. Y finalmente el salto de la megalopatía a la hiperpolítica: metamorfosis del cuerpo social en los tiempos de la política global. La hiperpolítica es la primera política de los últimos hombres.
El final de la historia no pasa por esa otra estructura triádica que vio Marx con su dialéctica del conflicto entre desarrollo de medios y relaciones productivas (y con el comunismo a escala planetaria al final del relato), sino todo lo contrario: por una mezcla de capitalismo mundial, universo mediático, sensibilidad postmoderna y adhesión progresiva de las naciones al modelo político de las democracias liberales. En este contexto los conflictos radican más en la confrontación entre secularizados y fundamentalistas, tanto internacional como intranacional, y también en las dificultades que supone subordinar la fragmentación sociocultural a una institucionalidad que prevenga contra la entropía o la ingobernabilidad.
Sloterdijk ubica al hombre, desde el momento histórico de su nacimiento, en el seno de las hordas. El hombre, tal y como se conoce hoy, es una criatura tardía surgida en el estadio histórico de la política clásica en la era de los grandes imperios.16 Las hordas proporcionaron, a partir de una relación ritual de cuerpos en movimiento, un lugar no sólo al hombre de la cultura superior en la era de los imperios, sino también un lugar prospectivo a aquella criatura reciente de la era industrial llamada individuo.
9.- El nicho ecológico.
Sloterdijk, ya en 1993, trae a consideración la metáfora Aristotélica del mamífero en el útero para de esta manera concentrar de mejor forma su explicación metafórica de la constitución psicopolítica de las conformaciones humanas. En este sentido, el proyecto que el filósofo plantea se sitúa como un proyecto psico-arqueológico, el cual además de realizar un diagnostico a la situación histórico-antropológica, se presume como un proyecto útero-social de las conformaciones políticas: “Cuando los espacios ya no son habitables puede suceder que una política de añoranza del útero desbroce con violencia su camino (…) por eso, el mantenimiento de las esferas de vida es también una difícil tarea política que habría de ser filosóficamente asesorada”.1
Ahora bien, con los mamíferos comienza una interiorización de la ovulación que al convertir el cuerpo de la madre en incubadora, en “nicho ecológico de retoño”, produce un nuevo fenómeno: el nacimiento. Sin embargo, “la diferencia entre simples mamíferos y humanos radica en que los primeros son paridos, mientras que en los segundos se da el venir-al-mundo, es decir, cuando el entorno al que se llega ya se ha convertido en el conjunto de cosas que son el caso, que se han vuelto mundo. Ser-en-el-mundo es ser-fuera de la comodidad y de la protección intrauterina ocasionados por el trauma primario, el nacimiento, en el que se abre un espacio externo que sobrepasa su posesión, configuración y abstracción”.2 De ahí que el ser humano esté condenado a la producción de interiores de modo técnico. A partir de esto, el uterotopo debe ser comprendido como una metáfora del cuerpo de la madre cuya característica es la transferencia de situaciones que “pueda servir de envoltura o receptáculo para la repetición de la interioridad en otro lugar”, que reproduzcan situaciones de un estado interior en una situación exterior y constituyan así el fondo escénico compartido que da la coherencia al grupo y lo convierten en un uterotopo, en esa metáfora fantasmal de una madre que envuelve y cobija a sus retoños. Por eso, la forma política del uterotopo constituye la imposibilidad de llegar a ser adulto, debido a la predestinación dada por una procedencia común, lo cual conforma la síntesis uterotópica. El uterotopo “designa un fantasma-espacio, devenido influyente históricamente, que sugiere que, mientras permanezcamos territorializados en el propio grupo, seremos las criaturas privilegiadas de una misma caverna: beneficiarios proto-solidarios de un mismo estado fetal en el seno común del grupo”.3 El flujo de la historia transfigura la existencia de los hombres, los hace devenir técnicamente de la mano de una operación seriada que suple la deficiencia orgánica con la que enfrentan al afuera exterior.
De esta modo se inicia lo que Sloterdijk denomina “la epopeya de los animales domésticos”, lo cual incluye al ser humano. Ya decía Nietzsche: “han convertido al lobo en perro, y al hombre mismo en el mejor animal doméstico del hombre”.4 Y ahí donde se edifican las habitaciones de los hombres, también el claro se abre como campo de batalla, pues en el acto de construir se decide quiénes son los constructores que alcanzan el predominio: “En el claro se demuestra por qué impulsos luchan los hombres en cuanto se revelan como los que edifican ciudades y erigen imperios”.5
10.- Sistemas psico-inmunológicos y estresores protopolíticos.
Sloterdijk propone dos narraciones espaciales sobre el proceso de producción de hombres, como hominización y formación de sociedades por medio de domesticación y cría. “La primera narración –en un tono heideggeriano– da cuenta de cómo el hombre en tanto mamífero devino en mundífero: especie que se asomo a su mundo fracasando en su ser animal, pero que despliega en sentido ontológico su estar abierto al Ser mediante su mudanza a un nuevo espacio: la casa del habla.”6 Este relato se encuentra emparentado en los desarrollos sobre la paleopolítica de en El Mismo Barco donde Sloterdijk nos habla de hordas prehistóricas que configuran al ser humano -en tanto le permiten venir-al-mundo y configurar mundo- amalgamándolo y adiestrándolo con otros seres humanos “a través del ritmo, la música, los rituales, el espíritu de rivalidad, los beneficios de la vigilancia y el lenguaje”.7 Estas hordas –análogas a la casa del habla– también son caracterizadas espacialmente: como especies de islas flotantes o balsas.
En la esfera humana existen no menos de tres sistemas inmunitarios, los cuales trabajan superpuestos, con un fuerte ensamblaje cooperativo y una complementariedad funcional. Sobre el sustrato biológico, en gran parte automatizado e independiente de la conciencia, se han ido desarrollando en el hombre, en el transcurso de su desarrollo mental y sociocultural, dos sistemas complementarios encargados de una elaboración previsora de los daños potenciales: por un lado, un sistema de prácticas socio-inmunitarias, especialmente las jurídicas o las solidarias, pero también las militares, con las que los hombres desarrollan, en la “sociedad”, sus confrontaciones con agresores ajenos y lejanos y con vecinos ofensores o dañinos; por otro lado, un sistema de prácticas simbólicas, o bien psico-inmunológicas, con cuya ayuda los hombres logran, desde tiempos inmemoriales, sobrellevar más o menos bien su vulnerabilidad ante el destino, incluida la mortalidad, a base de antelaciones imaginarias y del uso de una serie de defensas mentales.8
En ese sentido, para Sloterdijk, los procesos de defensa, los procesos transformadores siempre se basan en creaciones físicas y mentales de espacio interior: “toda pared sustituye una pared, todo interior menta otro interior, toda salida de una situación interior provoca otras salidas”.9 En ese fluir, el hombre adopta múltiples identidades, a menudo híbridas, a través de las cuales mostrarse. Pero el desplazamiento de barreras permeables y sus transformaciones no son inocuas, Sloterdijk las describe como un derrotero de estrés en cuyo transcurso se llega a neutralizar lo exterior asimilándolo al interior esférico. Los describe como estresores protopolíticos, del tipo de los enemigos y extraños; estresores psicológico-sociales, como las depresiones colectivas; y estresores mentales, como lo monstruoso y la idea de infinito10. Ese estrés es de carácter postraumático, y exige la creación de un lenguaje que manifieste el trauma y al mismo tiempo lo contenga: que lleve a una estructura consciente el lenguaje repetitivo e inconsciente de la pesadilla.
Adolfo Vasquez Rocca
11.- Globalización morfológica.
Ahora
bien, la
teoría de la globalización que se propone responde a formas
relacionales y de comprensión del mundo en un macro nivel ya partir
de períodos históricos y cosmovisiones específicos. Con ello, su
teoría de la globalización abarca ámbitos que no se limitan
solamente a la economía o a la geopolítica. Así, la propuesta de
Sloterdijk es que ha habido tres formas de globalización: la
cósmica, la terrestre y la atmosférica. En la primera sección se
describe cómo con el acaecimiento de las grandes civilizaciones se
pasa de una organización política premetafísica —característica
de las pequeñas esferas antropógenas, las islas— a una
organización específicamente política y metafísica, y que
corresponde a lo que Sloterdijk denomina como política clásica.
Desde este panorama, el filósofo alemán “remite el origen de la
globalización a la cosmogonía antigua, a partir de lo cual se le
dio al mundo una estructura racional y esférica al todo envolvente
de modo universal e imperial”.11
Los alcances epistémicos de la globalización, sus modos de configuración de mundo, pueden ser comprendidos a partir de un marco de aceleración exponencial. La globalización afecta las categorías básicas de nuestra percepción de la realidad puesto que transgrede la relación tiempo-espacio y la reinventa bajo condiciones de aceleración exponencial: se comprimen ambas categorías de lo real por vía de la microelectrónica,que hace circular una cantidad inconmensurable de "bits" a la vez en un espacio reducido a la nada por la velocidad de la luz con que estas unidades comunicativas operan. Tal aceleración temporal y desplazamiento espacial se dan con especial intensidad en los dos ámbitos recién señalados donde la microelectrónica tiene aplicación: en la circulación del dinero y de las imágenes (como íconos, pero también como textos). Si algo no tiene precedente es el volumen de masa monetaria y de imágenes que se desplaza sin límites de espacio y ocupando un tiempo infinitesimal. ¿Pero cómo se distribuye ese incremento en la circulación entre las personas? Sin duda de manera paradojal: mientras el dinero viaja concentrándose, las imágenes lo hacen diseminándose.
“Entre los elementos más globalizados está la circulación del dinero en tiempo real bajo todas sus formas y la circulación de las imágenes iconos y objetos de representación. El dinero y las imágenes son, probablemente, las dos cosas que circulan de manera más masiva, a mayor velocidad y que tocan más puntos en el mundo. Pero, si uno compara los resultados de la circulación de las imágenes, se encuentra con una tendencia radicalmente asimétrica o paradójica. El dinero circula concentrándose. Es decir, la hipercirculación del dinero, tanto metálico como virtual: acciones, cheques, transferencias, bonos, bonos de deudas, y todo lo que en virtud de su valor financiero es transable. Los intereses del capital tienen como fin primordial eliminar todas las trabas que dificulten sus movimientos y ganancias. Para este globalismo, el mundo es un indiviso de transacciones comerciales. Un gran mercado donde priman los flujos financieros y en apariencia todo circula, pero late en su interior, en el mundo interior del capital, una innegable tendencia a la concentración, la que, en gran medida, es responsable de los obscenos procesos de concentración de la riqueza a escala global. Concentración no sólo de unos países frente a otros, sino también la que tiene lugar en la creciente brecha de la distribución de los ingresos entre grupos sociales al interior de un mismo país o Estado.”
¿Pero cómo se distribuye ese incremento en la circulación entre las personas? Sin duda de manera paradojal: mientras el dinero viaja concentrándose, las imágenes lo hacen diseminándose.
Con la circulación de las imágenes pasa exactamente lo contrario, es decir que los bites de información, de imágenes, de símbolos, de iconos, etc., se distribuyen de manera equitativa, esto es, que llegan a todos lados y en forma simultánea.
Bajo este supuesto se podría sostener que el acceso a la imagen en tiempo real hace que este mundo, el mundo de lo simbólico, sea hoy un mundo que se distribuye con una racionalidad radicalmente distinta al mundo del dinero. Por supuesto, ambos operarían con la lógica de la ganancia, es decir detrás de la distribución de los objetos simbólicos de las imágenes habría personas que estarían lucrando, traficando a distancia con las imágenes de otros lugares, lo que, por lo demás, es lo propio de la Globalización.
Con ello, se agiganta la brecha entre quienes poseen el dinero y quienes consumen las imágenes. Tanto más inquietante resulta esto cuando consideramos que las imágenes se distribuyen gracias al dinero de las empresas que publicitan sus productos y servicios en la pantalla, con lo cual promueven expectativas de consumo y de uso cada vez más distantes de la disponibilidad real de ingresos de la gran masa de televidentes.
Hoy por hoy, afirma Sloterdijk, una nación parece no ser moldeada por las instituciones fuertes de la sociedad, como el ejército y la prisión, sino que lo es, fundamentalmente, por los medios, sobre la base de la generación permanente de noticias y el imperativo de la “novedad”, con la difusión irresponsable de contenidos y de imágenes y al imperio de una suerte de cinismo generalizado. Ese cinismo -que se manifestó a lo largo del siglo XX en el programa bolchevique de Lenin y en Stalin, en las vanguardias, en el nazismo alemán y el fascismo italiano, en el discurso neoliberal de Reagan o Thatcher- se encarna, hoy, en figuras como Trump en Estados Unidos (una verdadera obsesión en Sloterdijk, como en muchas figuras actuales del pensamiento), Bolsonaro en Brasil, Putin en Rusia, Organ en Hungría o Erdogan en Turquía. Tales figuras, afirma Sloterdijk, sostendrían, no siempre de manera tan explícita, claro, que “la verdad es aquello que se puede hacer con la mentira”12. Ante ello, no hay en rigor una salida, y menos aún, por supuesto, ningún camino alternativo seguro.
25.- El pensamiento filoagrario de Heidegger.
La afirmación de Sloterdijk según la cual Heidegger es el último cerebro de la era agraria sienta una tesis directriz de la obra que nos ha ocupado –En el mismo Barco–. Para Sloterdijk, Heidegger es el último metafísico de la vieja Europa, porque su pensamiento permanece totalmente vinculado al paradigma de un mundo en crecimiento tal y como es experimentado por un campesino. La concepción de un mundo en crecimiento comporta las ideas de productividad y progreso. Pero, ¿de qué producto y progreso se trata? El producto en cuestión es aquí, ante todo, el hombre mismo, y el progreso, su cometido de guardar el Ser y corresponderle como su pastor. Lo que hay en juego en todo esto es la expresión de un problema antiquísimo, a saber, el de la cría y domesticación del hombre por el hombre; un problema en el que han estado involucrados, por referirse sólo al gremio, todos los filósofos, y que podría denominarse como la disputa por la antropogénesis, esto es, la lucha encarnizada por obtener un derecho procreador y tutorial sobre el hombre, una gigantomakhia peri tou ántropou.1 Es en razón del intento heideggereano de dilatar el imaginario de la era agraria del mundo que se puede barruntar el porqué de la aversión de Heidegger hacia la democracia, el capitalismo, el socialismo, el humanismo, la técnica y el industrialismo de la era hoy en curso, era que al fin se ha hecho cuestión de la crisis de la paternidad y del principio genealógico de la especie o de la criatura hombre.
Heidegger,
haciendo gala de la aguda perspicacia del reaccionario, advierte la
sociedad de la democracia liberal y capitalista como el fin
definitivo de la comunidad en torno a la tierra. En este sentido la
afirmación de Sloterdijk según la cual “Heidegger es el último
cerebro de la era agraria”, trae consigo la concepción de la
política clásica según la cual los hombres eran obras de hombres
gestados en el seno de la comunidad, a la vez que unidos a la tierra
por un cordón umbilical llamado tradición. En este proceso
histórico de conservación del hombre por
el hombre, la metafórica agraria concebía a cada nueva generación
de hombres como el producto del orden y rotación inmemorial de
siembras y cosechas.
En Heidegger no parecen haber motivos (o
inspiraciones) extraagrarios. El hombre como pastor
del ser
impone todo un imaginario de resonancias bucólicas que actualmente
es inviable. Hoy ya no hay escenarios para el pastoreo. El hombre del
individualismo occidental contemporáneo ya no comulga con
concepciones gregarias, es siempre antes que un pastor de lo que sea,
el programador de su propia existencia. Tiende con constancia a
constituirse invariablemente en un ser nuevo y último, vale decir,
en un ejemplar
único en su especie o
en una criatura autopoiética; siempre y cuando no pertenezca a las
multitudinarias masas desafiliadas y despreciadas por el tercio más
rico del planeta.
A partir de este fenómeno contemporáneo, se
hace imposible toda tradición que no sea la del legado de la
técnica, por lo cual las vías de heredación se tornan
unilaterales. Mediante la técnica las generaciones en proceso de
gestación tienden a elevar sus niveles de lujo y confort. La técnica
sería el único elemento de traspaso que ha perdurado con una
continuidad ascendente desde el surgimiento de las culturas
superiores, hace cuatro o cinco mil años, hasta hoy. Sin embargo, en
opinión de Sloterdijk, la labor humana de mayor relevancia, y no
sólo por su factura técnica, se forjó en el período más antiguo
y nebuloso de la especie, específicamente, en la milenaria vida de
las hordas, momento en el que se hace posible por primera vez la
generación
de hombres por parte de hombres, a saber, la antropogénesis. A este
gesto grupal y psicosocial de la horda, Sloterdijk lo califica como
paleopolítica, esto es, “el milagro de la repetición del hombre
por el hombre”. La antropogénesis sería, entonces, el legado más
antiguo de toda tradición humana, y quizás también la función
primordial a la que estuvo, alguna vez, ordenado el legado completo
de la técnica.
Desde esta perspectiva, la gestación del hombre en sentido heideggereano se realizaría en óptimas condiciones cuando éste es un fruto del campo de labranza de la comunidad. El producto de la comunidad es comunidad misma, su propia supervivencia, no el individuo. El uso y conocimiento de los ciclos agrarios, de la tierra y el cielo por parte de un campesino, comunican la figura de la comunidad agraria como especie de esfera que tiende, según sus deseos de prosperidad, a aumentar su diámetro, vale decir, a expresar mayores niveles de cohesión social. Según esto, la rotatividad de la supervivencia campesina expresada en los ciclos agrarios, ya desde los primeros asentamientos de ex tribus nómades, proporciona la imaginaria fuerza física (generadora y motriz a la vez) para vincular cohesionadamente grandes grupos de un modo progresivo hasta formar un conjunto a gran escala llamado pueblo, nación, Estado, sociedad, comunidad. Claramente en esto se muestra la supervivencia de ciertos elementos del espíritu de las primitivas hordas, sobretodo en su carácter de esfera móvil vinculante en función de determinada cosa-pública, cuestión que, dicho sea de paso, expresa una suerte de consenso primigenio, un primer sentido común que consistiría en incubar seres humanos o “aquello próximo vulnerable que requiere ser integrado a la orgánica de la incubadora”.
Así, pues, desde la perspectiva de la domesticación humana, el peligroso “estado fuera” de la horda, la naturaleza cruel y salvaje ante la cual la horda actuaba como esfera morfo-inmunológica en la generación de un espacio intimo comunitario con recurso a música y lenguaje ritual, se convierte paulatinamente en un “dentro” desde la era agraria, pero un “dentro” mediatizado, esto es, hominizado por un dominio calculado, a través de la construcción –primero espontánea, pero después planificad– de habitáculos para el asentamiento definitivo y la expansión a partir de un centro geográficamente imaginario. Por contraste a esta concepción de la cría de hombres agraria, Heidegger vería la zona de gestación contemporánea de hombres por parte de hombres más como un invernadero que como un campo, un huerto o un jardín.
En un invernadero aumenta por fuerza la manipulación y la artificialidad, ya no hay los ciclos de la naturaleza a los que se ajusta el campesino. En cambio, se generan artificialmente condiciones de producción de hombres. El hombre ya no es un fruto de la condición natural, dada, de la tierra. La gestación de hombres ya no es un trabajo de consuno entre la comunidad y la naturaleza, por el cual el hombre era un derivado de ambas. En este mismo sentido, en el comienzo de las culturas superiores, el hombre se separa de la vieja naturaleza gestora de las primitivas hordas para introducir un segundo elemento gestor propio de la era agraria: el hombre mismo, que idealmente se complementa al trabajo de la naturaleza, pero que comienza a ganar dominio en los centros urbanos de los imperios antiguos, donde se forma a una minoría selecta en el arte del saber mandar, y que culmina en una secesión respecto de la vieja naturaleza, que da lugar a la actual secesión de los hombres respecto de los hombres, por lo cual la condición actual del hombre deviene en la del exilio de la tierra y la de la extrañeza de sus semejantes: hoy el hombre se ha retirado de sus tradicionales sistemas productores.
Una mentalidad agraria está asentada en el paradigma según el cual el mundo está en crecimiento tal y como lo experimenta un campesino.2 La hermenéutica misma es una ciencia de la gestación. El célebre círculo hermenéutico puede ser la expresión ontológica de los ciclos agrarios conocidos por el campesino. Una ejemplificación simple de los ciclos de cultivo de la tierra puede ser la siguiente: se comienza por un período de siembra, después se aguarda la lluvia temprana y la tardía, a esto le sigue la espera del producto de la tierra, si la tierra de suyo lleva fruto, se termina en el tiempo de la siega y el acopio de recursos para los días duros de la próxima siembra, a la vez que como resguardo ante una posible esterilidad de la tierra, todo en la inminencia de iniciar un próximo ciclo. Hay en todo esto la expresión de una suerte de inmanencia de la naturaleza.
El ciclo agrario, recién expuesto, se relaciona con sus mismos productos de un modo sistémico. La hermenéutica es un valorar a las cosas a partir de los valores que ellas mismas destilan, esto es a lo que comúnmente se llama círculo hermenéutico, pero que un campesino podría llamar, sin forzar el concepto, ciclo agrario. Parece haber un paralelo entre el contexto incubador, y cíclico de la tierra, con el contexto cultural, y circular, de, por ejemplo, una obra de arte. En este sentido, la hermenéutica no hace más que adherirse al contexto cultural inmanente que los mismos objetos de interpretación constituyen. De este modo, lugares naturales y lugares culturales hallan su cohesión, supervivencia biológica y supervivencia espiritual tienen un método propio que asegura a los hombres un refugio ante el nihilismo de la modernidad. Por ello, en base a lo anterior, me atrevo a afirmar que toda la hermenéutica heideggeriana descansa en su mentalidad agraria; lo cual, por otra parte, está en íntima relación con su circunstancial adherencia al nazismo, cuyo ideal ideológico de pueblo endogámico no escapó a las figuras circulares en el escenario de la tierra.
Con ocasión de este último comentario me permito hacer un breve excurso acerca de los totalitarismos políticos que sirve para ejemplificar algunas cosas de lo hasta aquí dicho. Para Sloterdijk, entre el mundo de la época agraria y el mundo de la era industrial –y esto es típico de las pausas entre épocas– los psicópatas, haciendo el papel de impulsores del Estado, tienen la oportunidad de organizar confusiones colectivas.3 El nacionalsocialismo alemán y el socialismo soviético, así como sus derivados a lo ancho del planeta, son claramente compulsiones megalomaníacas individuales que derivan en una psicopatología colectiva, que a su vez conduce a la instauración de un sistema de locura. Según Sloterdijk ambos movimientos son errores de formato, grandes experimentos fallidos, falsas proyecciones de lo pequeño en lo grande, en los que se dilatan largamente muchas de las categorías de la era agraria del mundo, que ya no tienen asidero en la realidad actual. Específicamente, usando la terminología de Sloterdijk en Esferas, se dilatan nociones globales y no espumeantes del mundo, esto es, imágenes céntricas y no policéntricas del poder. Según mi parecer el error de formato de los totalitarismos políticos podría ser caracterizado también como una dinámica global concéntrica del poder que responde a una vigilancia de tipo panóptico que hoy se torna ineficiente en la era del terrorismo y el capitalismo espumeante. La bendición imperial papal urbi et orbe se hizo definitivamente inocua desde el fracaso de los modelos de planificación central nazi y soviético. Una reflexión más detenida sobre modelos céntricos y circulares del poder clásico en política y religión podrá aportar luces acerca de las dinámicas contemporáneas del poder político: una era en la que, por ejemplo, el centro ocular de vigilancia está en órbita en puntos estratégicos del hiperespacio.
Sin embargo, la circularidad de la hermenéutica heideggereana no es una al modo de las metafísicas clásicas que tenían el círculo por la figura del viaje del alma, un alma en posesión del boleto de ida y vuelta de la causa final. El dinamismo circular de la salvación ontoteológica tradicional es una muestra de negación del mundo tal y como lo conocemos para obtener de este modo una nueva y perpetua morada sobrenatural. Heidegger más bien nos invita a ver y, principalmente, a oír circunspectivamente el mundo en tanto seres arrojados entre las cosas, a atender a nuestro trato cotidiano con los entes, en un sentido eminentemente existencial. Para Sloterdijk, Heidegger nos llama a tener en cuenta lo más inmediato, pues proyecta el arte de la banalidad hasta las alturas del concepto explícito. En mi opinión, el alegato de la introducción de Ser y Tiempo4 por retrotraer la pregunta por el sentido del Ser, es una defensa en contra de la trivialización de lo trivial. Por el contrario, Heidegger presenta una ontología de la existencia del ser que “tiene que ser”, lo cual, entre otras cosas, da lugar a una conceptualización de la vida cotidiana. En Crítica de la razón cínica dice Sloterdijk: “la ontología existencial que trata del Man y del Dasein intenta algo que a la filosofía primera no se le había ocurrido ni en sueños: el hacer de la trivialidad un objeto de alta teoría”.5 Sólo así ella piensa más allá del bien y del mal y más acá de la metafísica. Sólo sobre esta delgada línea puede moverse. Esto es lo que se podría llamar, según mí parecer, ontología circunspectiva de la trivialidad: el intento heideggereano de hacer del hombre un ser ex-céntrico y ex-tático volcado sobre el mundo. Así, la filosofía de la existencia heideggeriana deviene desde la unidad acústica del in der Welt Sein hasta la triplicidad acústica sloterdijkiana del in der Sphären Sein; de la circunspección del mundo a la circunspección en diversas conformaciones de espacios habitables. Ambos apuntan a lo mismo: ante el actual “estado de cosas” el hombre está llamado a amar el silencio y la atención auditiva in media res, a asumir que puede ser propiamente un fenomenólogo y hermeneuta del habla y de la escucha, pero en el ruido y borrosidad de su propia existencia, sociedad y cultura; no en medio de una escena pastoril que dada la naturaleza de la negatividad actual más parece una manía demiúrgica que un proyecto antropológico viable.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
PETER SLOTERDIJK; EN EL MISMO BARCO, FANTASÍAS DE PERTENENCIA E INSULAMIENTOS: PARA UNA TEORÍA DE LAS CÁPSULAS, ISLAS E INVERNADEROS. Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
BIBLIOGRAFÍA
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- Martin Heidegger, Ser y Tiempo, trad. por Jorge Eduardo Rivera (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1997; Madrid: Editorial Trotta, 2009 2ª ed.
1Paráfrasis del dictum de El Sofista de Platón según la cual la filosofía ha sido una “lucha de gigantes en torno a la ousía”.
2Sloterdijk, Peter, En el mismo barco. Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994, p 50.
3Sloterdijk, Peter, En el mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994, p. 90
4Martin Heidegger, Ser y Tiempo, trad. por Jorge Eduardo Rivera (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1997; Madrid: Editorial Trotta, 2009 2ª ed.
5 Sloterdijk, Peter, Crítica de la razón cínica. Editorial Taurus, Madrid 1989, p 262.
1 Safranski, Rudiger, Prólogo Esferas I. Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 17
2Huerta Rodríguez, Raúl, “Esferología, política y guerra en Peter Sloterdijk : para una aphrología de la guerra de cuarta generación”, Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Filosofía, 2016
3Sloterdijk, Peter, Esferas III, Espumas. Esferología plural, Editorial Siruela, Madrid, 2006, p. 302
4Nietzsche, Así habló Zaratustra, Alianza Editorial, 2004: 108-109 citado por Sloterdijk, Normas para el parque humano, 2000.
5Sloterdijk, Peter, Sin salvación: Tras las huellas de Heidegger, Ed. Akal, Madrid, p. 211
6Flaminman, Ailin, “Espacio, ilustración y humanismo en Peter Sloterdijk: antropopoiesis como proyecto político de la modernidad”, I Jornadas del Departamento de Filosofía UBA, Buenos Aires, 2011
7Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica, Ediciones Siruela, Madrid, 1994, pp. 25-26
8Vásquez Rocca, Adolfo, “Sloterdijk: neuroglobalización, estresores y prácticas psicoinmunológicas”, Nómadas: Critical Journal of Social and Juridical Sciences, Nº. 35, 2012, pp.. 427-457
9Sloterdijk, P. (2006 (2004)). Esferas III. Espumas. Esferología plural. Reguera, I. (trad.). Madrid: Biblioteca de ensayo Siruela, p. 301.
10Sloterdijk, Peter, Esferas II: Globos. Macrosferología, Editorial Siruela, Madrid, 2004, p. 148
11Solterdijk, Peter, En el Mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalización. Editorial: Siruela, Madrid, 2007.
12Sloterdijk, Peter, “El imperio ausente y la hiperpolítica la metamorfosis del cuerpo social en los tiempos de la política global”. Localización: Paisajes después del Muro: disidencias en el poscomunismo, diez años después de la caída del Muro de Berlín / coord. por Iván de la Nuez, 1999, ISBN 84-8307-247-5, págs. 179-192
1 Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica, Ediciones Siruela, Madrid, 1994. / Peter Sloterdijk: Im selben Boot. Versuch überdie Hyperpolitik, Francfort, Suhrkamp, 1993.
2 Sloterdijk, Peter, Esferas III: Espumas, Esferología plural. Editores Siruela, Madrid, p. 2006
3 Vásquez Rocca, Adolfo, Peter Sloterdijk: Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección. Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008, p. 22
4 Sloterdijk, Peter, Esferas II, Globos. Macrosferología, Editorial Siruela, Madrid, 2004, p. 127
5Repensar al hombre desde un enfoque biocultural y basado en procesos implica el rechazo, una vez más y con una profundidad renovada, del esencialismo humanista que impregnaba la filosofía antes de Heidegger.
6Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica, Ediciones Siruela, Madrid, 1994, p, 24.
7 Vásquez Rocca, Adolfo, “Peter Sloterdijk y Nietzsche; De las antropotecnias al discurso del post-humanismo y el advenimiento del super-hombre” en Revista Observaciones Filosóficas, Nº 3, 2006, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
8Sloterdijk, Peter, Esferas I..., op. Cit., pp. 51 - 52
9Huerta R., Raúl Adrián, “Esferología, política y guerra en Peter Sloterdijk. Para una aphrología de la guerra de cuarta generación”, Universidad Iberoamericana, México, 2006, p. 84 Sloterdijk, Peter Esferas II..., op. Cit., p. 128.
10 Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica, Ediciones Siruela, Madrid, 1994
11 Sloterdijk, Peter, Esferas II, Globos, Macroesferología, Cap. 3, Ediciones Siruela, Madrid, 2004, p. 197
12 Sloterdijk, Peter, Esferas I, 2003, p. 71
13 Ibídem., p. 28
14 Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco; Siruela, Madrid, 1993, p. 28
15Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994
16Sloterdijk, Peter, En el Mismo Barco. Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994, p, 24
PETER SLOTERDIJK; EN EL MISMO BARCO, FANTASÍAS DE PERTENENCIA E INSULAMIENTOS: PARA UNA TEORÍA DE LAS CÁPSULAS, ISLAS E INVERNADEROS. Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
Peter Sloterdijk
PETER SLOTERDIJK; IN THE SAME BOAT, FANTASIES OF BELONGING AND HYPERPOLITICAL: FOR A THEORY OF CAPSULES, ISLANDS AND GREENHOUSES.
BIBLIOGRAFÍA
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- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.
- NIETZSCHE, Friedrich, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Teorema, Valencia, 1980
1 Análisis del Texto EN EL MISMO BARCO Ensayo sobre hiperpolítica. Primer esbozo de la Tesis de Magister desarrollada por el autor en el Instituto de Filosofía PUCV bajo la dirección del Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
34SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 32.
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1Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid,. Miembro de la Sociedad Española de Estética y Teoría de las Artes. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía PUCV; Profesor Escuela de Psicología Universidad Andrés Bello UNAB. Miembro del Consejo Editorial de Ludus Complexus: revista multiversitaria de complejidad, publicación científica del Doctorado Internacional en Pensamiento Complejo -Edgar Morin. Integrante del Comité científico de Revista Trama Interdisciplinar -Revista do Programa de Pós-Graduação Interdisciplinar em Educação, Arte e História da Cultura, Universidade Presbiteriana Mackenzie, São Paulo - SP, 01302-907, Brasil. (2012–2019) Investigador Asociado EMUI Euro-Mediterranean University Institute |UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID | Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado–. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Profesor de Postgrado, Magíster en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor (U.Mayor) –Catedrático Pensamiento Contemporáneo UFM, M.A. Maestría en Filosofía de la Escuela de Posgrado UFM – GM.
https://ucm.academia.edu/AdolfoVasquezRocca/CurriculumVitae
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